Un poco de historia

La historia de los TINTES NATURALES es tan antigua como la humanidad; nuestros antepasados ya se vinculaban con el misterio del “color”. Con la utilización de pigmentos elementales dejaron plasmados sus días en grutas y cerros que nos custodian hasta nuestros días.

Tiempo después descubrieron las propiedades de las fibras textiles, su manera de entrecruzarlas y darles color.

Gracias a la naturaleza descubrieron la posibilidad de crear un laboratorio cromático con una gran gama de colores. Esta práctica se dio en todos los puntos de nuestro planeta, cada civilización investigó y utilizó los recursos naturales que tenían a su alcance para dar color a su vida.

Los arqueólogos han hallado evidencia de colorantes textiles del periodo Neolítico. En la China, por ejemplo, los colorantes naturales vienen utilizándose en textiles ya desde hace más de 5.000 años. Por el año 4.000 a.C. en Babilonia, se teñían las ropas de lana.  Incluso, anterior al año 3.000 a.C.  ya se registran trabajos de tinturas naturales en China con Rubica Tinctoria, de la cual se extrae el colorante rojo. Para el 2.300 a.C. en la India se manifiestan expertos tintoreros, y se encontraron ropas en Egipto, teñidas con Indigofera Tinctoria, planta que produce el colorante azul. Por el año 2.000 a.C. los egipcios ya combinaban sales metálicas para usarlos como fijadores, a fin de tornar sus colores más permanentes. En Perú, la civilización Chavin, que dió origen al pueblo Inca, ya utilizaba alpacas, llamas y vicuñas y tenían un vasto conocimiento sobre el uso de colorantes naturales.

 

Con la llegada de la revolución industrial y la búsqueda de materiales sintéticos más económicos y de rápida producción, dejaron de utilizarse dando paso a los tintes sintetizados en laboratorio diseñados para fijarse a los nuevos tejidos derivados del petróleo.

Desde principios del siglo XXI, el mercado de los tintes naturales en la industria de la moda experimenta un resurgimiento. Los consumidores se han vuelto más conscientes por su salud y por el impacto ambiental que tienen los tintes sintéticos en la industria de la moda y existe una demanda creciente de productos que utilicen tintes sostenibles.

El proceso de tintes naturales es un conocimiento ancestral que ha sido heredado hasta nuestros días. El trabajo del tintorero requiere desarrollar la sensibilidad con el color, siendo el proceso más intuitivo que cognitivo, aunando esta intuición al conocimiento de las técnicas tintóreas en textiles, tanto vegetales como animales.

En el Continente Americano se tiene registros que la práctica de teñido con tintes naturales data de antes de la era cristiana. La cultura Paraca, en Perú obtenía más de cien matices diferentes mientras que por la misma época los romanos desarrollaban esta técnica recibiendo los aportes de Grecia y Oriente.

Incas, Mayas,  al norte; Tehuelches, Mapuches y Diaguitas al Sur, en todos ellos se registran teñidos naturales de los materiales utilizados en su entorno.

La historia de los colorantes naturales es muy antigua y hay indicios que señalan al año 4.000 a.C. en Babilonia, donde teñían las ropas de lana.  Incluso, anterior al año 3.000 a.C.  ya se registran trabajos de tinturas naturales en China con Rubica Tinctoria, de la cual se extrae el colorante rojo. Para el 2.300 a.C. en la India se manifiestan expertos tintoreros, y se encontraron ropas en Egipto, teñidas con Indigofera Tinctoria, planta que produce el colorante azul. Por el año 2.000 a.C. los egipcios ya combinaban sales metálicas para usarlos como fijadores, a fin de tornar sus colores más permanentes. En Perú, la civilización Chavin, que dió origen al pueblo Inca, ya utilizaba alpacas, llamas y vicuñas y tenían un vasto conocimiento sobre el uso de colorantes naturales.

 “Selección de Técnicas del Arte de los Tintoreros” escrito por Giaventura Rosetti, de Venecia, publica en 1548, el primer libro completo de colorantes naturales y demuestra que las sales de metales influyen en la estabilidad del color y en su tonalidad. Menciona el empleo de vinagre, de orina y de jabón y comprueba distintos grados de permanencia del color.

Para 1856 el químico inglés Sir Willam Perkin, descubre el primer colorante sintético, la malveína, obtenida por oxidación de la anilina con bicromato de potasio, base de nuevas investigaciones que llevarán al crecimiento de la industria de compuestos químicos orgánicos. Junto con la revolución industrial y la búsqueda de materiales sintéticos más económicos y de rápida producción, dejaron de utilizarse los colorantes naturales, dando paso a los tintes sintetizados en laboratorio diseñados para fijarse a los nuevos tejidos derivados del petróleo.

Ya en el 1900 los colorantes sintéticos dominan el mercado de la industria textil. Desde entonces teñimos con colorantes sintéticos, y es probable que sigamos haciéndolo así por siempre. Pero, algunos sectores de la industria están tratando de evolucionar en sostenibilidad con técnicas de tintura milenaria.

El mercado de los tintes naturales en la industria de la moda experimenta un resurgimiento, los consumidores se han vuelto más conscientes por su salud y por el impacto ambiental que tienen los tintes sintéticos, generando una demanda creciente de productos que utilicen tintes sostenibles.

POR UN PLANETA MÁS SALUDABLE!!!

 




 

 

 

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